
La ex gerente del Fondo Mixto de Cultura de Boyacá, Luz del Carmen Montoya Rodríguez, emprendió su viaje sin regreso el pasado 5 de mayo, luego de padecer de un cáncer que finalmente le ganó el pulso.
Luz del Carmen Montoya Rodríguez fue una gran ejecutiva, con una brillante carrera profesional y unas calidades humanas a toda prueba, producto de su aplomada sensibilidad que la convirtió en una valerosa mujer de resultados exitosos en todas las causas que emprendió.
Con una sonrisa prudente y tranquila en su rostro sorteaba todas las situaciones, por adversas que fueran, y daba rápidas soluciones buscando siempre el bien general por encima de intereses personales.
Entre sus acertadas ejecutorias frente al Fondo Mixto de Cultura de Boyacá se recuerda en particular, la gestión que adelantó con la administración municipal de Tunja de ese entonces para que la Casa Museo Juan de Vargas se convirtiera en la sede del ente cultural y se iniciara su recuperación, tarea que luego culminaron con lujo de detalles el también recordado Gustavo Mateus Cortés y el actual gerente del Fondo Mixto de Cultura, Jorge Enrique Pinzón.
Luego de su paso por el Fondo Mixto de Cultura, Luz del Carmen Montoya Rodríguez se vinculó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar con sede en Bogotá y allí permaneció en el ejercicio de sus funciones con un alto sentido social en procura de la ventura de los niños y jóvenes del país.
Fue asesora del área de proyección social y extensión universitaria de la UNAD en donde participó en el diseño de lineamientos y políticas de proyección social, gerente del Fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes del departamento de Boyacá con una muy importante actividad desarrollada en planeación estratégica y generando una dinámica de crecimiento financiero y cristalización de proyectos de creación, investigación y formación.

Luz del Carmen fue clave en la promoción y gestión cultural en el otrora Instituto de Cultura y Bellas Artes de Boyacá; su paso por la Universidad Andina Simón Bolívar fue parte del éxito en el logro de propósitos de interculturalidad y políticas culturales en América Latina y lo mismo hizo cuando estuvo vinculada a la U.P.T.C. y a la Universidad del Rosario.
Hay gran consternación en su familia y amigos por su partida y hoy se recuerdan con beneplácito los aciertos en el desempeño de sus cargos administrativos y el cariño que entregó a los suyos como mujer prudente, justa y asertiva que supo dar su mano abierta a todo aquel que se acercaba a su hoguera.
Paz en la tumba de esta gran mujer a quien solo se puede recordar con respeto, afecto y gratitud.