Un espacio de información y libertad

expectativa

Decente, no pendejo

May 12, 2025

Compartir

Vivimos en tiempos extraños. Tiempos donde la cortesía parece sospechosa, donde la educación se confunde con debilidad y la decencia, esa virtud que nos enseñaron en casa, ha sido arrinconada como si fuera un acto ingenuo o inútil. 

No es raro oír a alguien decir, con sorna y hasta desprecio, “ese man es muy pendejo”, solo porque saludó, se despidió, dio las gracias o cedió el asiento a una mujer embarazada, como si el respeto fuera cosa de tontos.

Pero hay que poner los puntos sobre las íes porque, ser decente no es ser pendejo y si alguien piensa así, probablemente esté más cerca del cinismo que del sentido común.

Ser decente es mirar al otro con humanidad, es no dejar que la vanidad y la prisa nos conviertan en bestias, es abrir una puerta, pedir permiso, mirar a los ojos y decir “buenos días”, “buenas tardes”, “buenas noches”, “hasta pronto”, “con permiso”, “que esté muy bien”. Es una forma de resistencia silenciosa en un mundo que cada vez escucha menos, se atropella más y se olvida del otro.

El problema no está en ser decente; por cuanto el verdadero problema está en una sociedad que ha elevado la grosería a sinónimo de astucia, que celebra al sagaz, al que se cuela, al que empuja, al que mira a los demás por encima de su hombro, al que no saluda porque “no es su obligación”. Aquel o aquella, que ridiculiza al que ayuda, al que espera su turno, al que no grita para ser escuchado, al que no mira con cara de puño y a que no agrede con gesticulaciones premeditadas.

Por otra parte, están, los vecinos del silencio altivo, los que habitan la acera del desprecio, los que no congratulan, no por olvido, sino por soberbia, los que visten su ego con relojes de oro y se pasean en autos brillantes como si el saludo fuera un tributo indigno de su estatura imaginaria.

Son los que al cruzarte bajan la mirada, no por humildad, sino por evitar el roce humano, como si temieran que un «buenos días» les arrugara la jactancia o les robara el lustre.

Viven cerca, pero están lejos. Son vecinos de muro, no de alma; propietarios de casas, pero no de comunidad. Y mientras tanto, el sector respira, los observa, y sigue latiendo…con o sin su cortesía.

Es hora de dejar de mezclar las cosas. El que cede el paso no es débil. El que se despide con respeto no está “quedado”. El que trata bien no es ingenuo. Y el que tiene principios no es menos capaz de defenderse. La decencia no es falta de carácter, es carácter con dirección.

Nunca se nos olvide entonces, que los buenos modales no son una moda, son una muestra de civilización y ser decente no es una carga, es una elección, pero si en ese camino nos tildan de “pendejos”, llevémoslo con orgullo, porque hay títulos que se ganan con ética, no con gritos y manoteos de sobrades. 

expectativa

Decente, no pendejo

May 12, 2025

Compartir

Scroll al inicio