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El corazón, músculo misterioso

Aug 19, 2024

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El corazón es uno de los órganos más fascinantes y esenciales del cuerpo humano, denominado por muchos como una especie de «músculo misterioso» debido a su complejidad y su vital importancia para la vida.

Desde antes del nacimiento hasta la muerte, el corazón late constantemente, bombeando sangre por todo el cuerpo, sin descanso, lo que lo hace diferente a otras inserciones del cuerpo que se fatigan o necesitan reposo.

El corazón, por ejemplo, tiene su propio sistema eléctrico que regula el ritmo cardíaco, procedimiento que incluye el nodo sinoauricular, que actúa como un marcapasos natural, generando impulsos eléctricos que hacen que el referido órgano se contraiga y bombee la sangre sin pausa.

El corazón puede adaptarse a diferentes condiciones y demandas del cuerpo, como el ejercicio o situaciones de estrés, y logra aumentar su ritmo para enviar más sangre y oxígeno o reducirla durante el reposo.

Aunque se trata de un único órgano, el corazón funciona como una bomba doble, manejando dos circuitos diferentes de circulación sanguínea: el circuito pulmonar y el circuito sistémico, permitiendo que la sangre oxigenada y desoxigenada transiten de manera eficiente.    

El corazón es increíblemente fuerte, pero también puede ser muy vulnerable a enfermedades cardíacas y los problemas de ritmo o daño en el tejido pueden tener efectos devastadores, lo que hace que su estudio y comprensión sean esenciales, porque aunque el corazón es un aparato físico, muchas culturas lo asocian con emociones como el amor y la tristeza.

Lo de misterioso es justamente porque esa conexión entre la mente y el cuerpo aún no se comprende completamente, pero el sobresalto emocional puede afectar el funcionamiento del corazón de tal manera que termina por paralizar sus pálpitos y mandar de manera fulminante a su propietario, al imaginario túnel de la luz. 

La idea de que los sentimientos residen en el corazón tiene raíces en la historia, la cultura y la psicología humana y aunque hoy sabemos con certeza que las emociones se generan en el cerebro, la asociación del corazón con los reconcomios sigue siendo poderosa y simbólica, ya que, en muchas culturas antiguas el corazón era visto como el centro de la vida y la esencia de una persona.

En Egipto, por ejemplo, se creía que el corazón era el asiento del alma y la fuente de la inteligencia, emociones y voluntad, y durante el juicio de los muertos, el corazón era pesado para determinar la pureza de una persona.

Cuando experimentamos emociones intensas como el miedo, la alegría o el amor, solemos notar cambios físicos en nuestro cuerpo, como un latido acelerado o una sensación de presión en el pecho, cambios que llevaron a las antiguas civilizaciones a asociar el corazón directamente con las emociones.

Ahora bienla poesía, la literatura y el arte han jugado un papel muy importante en consolidar la conexión entre el corazón y las agitaciones, por lo que frases como «corazón roto» o «hablar desde el corazón» han perpetuado la idea de que éste es el centro de las pasiones experimentadas por el ser humano.

En muchas tradiciones religiosas y filosóficas, el corazón se considera el reclinatorio de la espiritualidad y la moralidad por lo que, en el cristianismo, el corazón simboliza el amor y la compasión, en tanto que, en el budismo, se habla de «corazón» como un sinónimo de mente, en el sentido de la conciencia y el núcleo de la experiencia.

Mucho antes que la ciencia moderna identificara al cerebro como el órgano responsable de las emociones y los pensamientos, las sociedades antiguas carecían del conocimiento para distinguir entre las funciones de diferentes órganos, por eso desde ese entonces hasta nuestros días, las personas siguen creyendo que el músculo misterioso es el recipiente de todo lo que sentimos, pensamos y asimilamos.

A él le achacamos todo, incluso la traición, la infidelidad y la mentira porque para justificar a veces la falacia, se suele decir: “lo dicta el corazón”, “los caprichos del corazón”, “y quien le dice que no al corazón” y otra serie más de frases que han ido surgiendo para justificar lo que a simple vista se sabe que no está bien y se hace a conciencia utilizando la irracionalidad como resultado del deseo.

Entre más avanza la ciencia, los seres siguen asociando el corazón a todo lo que hacen, por eso «hacer las cosas con el corazón» es una expresión que se utiliza para describir la acción de realizar algo con dedicación, pasión, sinceridad y amor e implica poner todo el empeño y la energía en una tarea, no sólo como un deber o una obligación, sino como una declaración de afecto y compromiso personal.

Muchas veces, hacer algo con el corazón, define estar dispuestos a hacer sacrificios o a superar dificultades, porque el objetivo o la persona por la que lo hacemos realmente lo vale, de ahí que cuando se presenta el engaño y la traición, aseguramos que nos duele el corazón hasta lo más profundo de su última célula.

El corazón es entonces un lugar de privilegio en el imaginario, una especie de cofre sagrado que guarda los secretos, el cuarto de almacenamiento de los sentimientos y emociones y un espacio donde solo hay cabida para el amor, y aunque científicamente se cataloga como un órgano muscular central del sistema cardiovascular en los seres vivos, los humanos seguiremos refiriéndonos a él como esa caricatura o símbolo de color rojo dibujado en el diario, en la solapa del cuaderno, en las cartas de amor, en afiches y piezas publicitarias, maximizado en el Sagrado Corazón de Jesús y compendiado entre los dedos con mirada de ternura.

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El corazón, músculo misterioso

Aug 19, 2024

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