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Julio Cesar Luna, un colombiano ejemplar

Feb 4, 2024

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Nacido en la hermosa tierra Argentina, y oriundo de la bella ciudad de Córdoba, Julio César Valotta Fernández, después de culminar sus estudios, incursionó por vocación en las artes escénicas, y terminando los años 60s después de trabajar como actor en Argentina, Perú y otros países, emigró a Colombia e incursionó en obras teatrales así como también en radio, y posteriormente en la televisión, protagonizando las más afamadas telenovelas de la época, como «Candó», estupenda producción costumbrista considerada hoy como un clásico del género en Colombia, escrita por Bernardo Romero Pereiro y con la actuación también de Judy Henríquez,

«Gallito Ramírez» la que dirigió, y en la que actuó el popular cantante y actor Bruno Díaz, alias «El Fercho Durango», «Pero sigo siendo el rey», realizada en 1984, «Pedro el Escamoso», y más de sesenta recordadas telenovelas, llegando a convertirse hoy en el internacionalmente famoso Julio Cesar Luna, apellido de su querida madre y que adoptó como nombre artístico, siendo un recordado galán por el que suspiraban las mujeres.

Aplaudido director de teatro, locutor comercial muy solicitado, excelente libretista, reconocido productor, y más que todo, un inquieto y versátil personaje quien además como poseedor de una estupenda voz, llevó durante 12 años con contrato de exclusividad, los mensajes comerciales de Avianca, y promocionó en radio y televisión los más importantes productos comerciales del país. Ha sido Julio César Luna quizá uno de los mejores actores y directores de teatro y televisión, no solo de Colombia sino de Hispanoamérica, quien muy joven y becado por la embajada de los Estados Unidos en la TV Pública (PBS) permaneció estudiando artes escénicas año y medio en ese país, beca otorgada por el gobierno americano, a raíz del estupendo montaje que como Director General, hizo de la obra «El hombre elefante» presentada con rotundo éxito en el Teatro Colón de Bogotá, y luego estudió producción y dirección teatral en los más importantes escenarios de Nueva York, Los Ángeles, Boston, y Miami en los Estados Unidos,

Regresó a Colombia, país al que ya desde entonces sentía que era su patria de adopción, para dirigir obras teatrales de tanto impacto e importancia como «Amadeus» y «Teatro Universal», estrenadas en el histórico Teatro Colón de Bogotá, destacándose también como actor en producciones de tanta importancia como «La María», y «La Vorágine», pero a quien más que todo le admiramos los colombianos su sencillez, su extraordinaria calidad humana, y su inigualable espíritu de solidaridad con los desposeídos, a quienes ha llevado funciones gratuitas, ha promocionado sin envidias a colegas que hoy se destacan en la televisión.

De la misma manera, ha transmitido sus conocimientos a las nuevas generaciones, ha ayudado a llevar el arte a colegios, universidades, y durante casi sesenta años ha dedicado su vida a las artes escénicas en toda Colombia, habiendo adoptado desde muchos años atrás nuestra nacionalidad, y convirtiéndose hoy día en el colombiano más destacado, por su aporte a la cultura, y a las causas nobles de la patria. Precisamente una de las actividades que más sensibilidad ha despertado en su quehacer voluntario y social, fue la creación, con el recordado Pacheco, y el recientemente fallecido Julio E. Sánchez Vanegas, del equipo de futbol «Estrellas de la Televisión» que recorrió el país muchos años llenando estadios para ayudar con obras sociales a la comunidad, su apoyo decidido a la famosa carrera del C-100, que reunía fondos para ayudas humanitarias y congregaba a aplaudidas figuras de la radio y la televisión.

Su decidido apoyo a las famosas caminatas que organizó años atrás la ex primera dama Nidia Quintero, y en especial, la creación de su «Fundación Teatral Julio Cesar Luna» entidad que sin ánimo de lucro, sin recursos económicos ni auxilios, pero con su liderazgo y el apoyo de sus compañeros y colegas, ha llevado durante más de 20 años a niños con discapacidad motriz, ayudas emocionales y físicas, ofreciéndoles gratuitamente montajes teatrales con lúdica teatral como medio terapéutico, para cuyo sostenimiento sin apoyo gubernamental, ha acudido Julio Cesar Luna a subastas de obras, bazares y apoyo de las comunidades, sufragando gastos incluso de su propio peculio.

Ha montado más de 18 producciones en el teatro La Castellana de Bogotá, en una de las cuales una pequeña, víctima de una bala perdida que la dejó discapacitada de por vida, al finalizar la presentación teatral, pidió permiso para subir en su silla de ruedas al escenario, y allí afirmó que Julio Cesar Luna no había podido hacerla caminar, pero a ella y a sus compañeros «les había enseñado a volar», por lo cual desde ese momento se llamaban «Los Angeles de Luna» a quienes siempre el gran actor, libretista, y productor ha querido ayudar.

Su permanente orgullo de la profesión de la actuación, sus públicos pronunciamientos defendiendo a sus compañeros, para quienes exigía el pago de regalías de las novelas colombianas vendidas en el exterior, le originaron la molestia de los canales de televisión, quienes montaron un callado pero efectivo veto a su trabajo en los medios, pese a lo cual el país lo recuerda como todo un ícono de la actuación y dirección teatral.

Por ello no hemos vuelto a verlo dirigiendo, produciendo o actuando, a lo que se sumó, su decisión inquebrantable de continuar frente al cañón en su lucha por llevar arte a las comunidades, y así devolverle a este país el cariño y admiración que siente el público por un personaje que como Julio Cesar Luna, es orgullo de nuestra patria, es más colombiano que cualquiera de nosotros, y el país, que conoce su brillante trayectoria y su servicio a las causas nobles de Colombia, simplemente lo admira como un colombiano ejemplar, y también como un personaje para mostrar con orgullo al mundo de las artes escénicas y la cultura, allende nuestras fronteras.

Es Julio Cesar Luna, merecedor de los más grandes homenajes en Colombia, habiendo sido condecorado en muchas ocasiones por su apoyo a la cultura, homenajeado recientemente en la Casa del Valle en Bogotá, por el Concejo Municipal de Tuluá, que le otorgó la condecoración «Honoris Causa», internacionalmente le fue concedido el famoso premio Ondas de España 1981-82 por su adaptación de «El Extranjero» de Albert Camus, fue declarado «Miembro Honorario» de la Corporación Colegio Nacional de Abogados que preside el exMagistrado Jose Gregorio Hernández,

Exaltado por diversas organizaciones de artistas como el Círculo Colombianos de Actores CICA, y objeto de reconocimientos por entidades públicas y privadas que conocen su entrega y dedicación a difundir el arte y la cultura en Colombia, ya que sigue siendo un personaje que permanece en el corazón de la nación que lo adoptó como unos de sus hijos, y quien hoy día sigue vital y con nuevos proyectos como libretista, productor y Director, y consciente del sentido social de su profesión, que lo hace vivir feliz en esta su Colombia querida, con el amor de su vida su adorada esposa Liliana Fajardo, el cariño de sus hijos, y con un pueblo que lo admira, y del cual se contagió de la calidez de sus gentes, de sus costumbres, y su idiosincrasia, las que le hacen más llevadera su lejanía de la tierra que lo vio nacer, y que por supuesto, también siempre lleva en su corazón.

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