Un espacio de información y libertad

expectativa

La gastronomía nos llama

Jun 4, 2025

Compartir

Existe un saber popular que afirma: “somos lo que comemos”. Esta frase, más allá de su dimensión biológica, encierra profundas implicaciones en nuestra salud, cotidianidad y, sobre todo, en nuestra identidad cultural. Me atrevo a ir un paso más allá: la comida nos determina. No solo somos energía transformada por nuestro cuerpo a partir de los alimentos, también somos lenguaje, símbolo y pertenencia. La gastronomía nos nombra, nos define, nos llama desde lo más profundo de nuestras raíces.

En la cultura Tikuna, ubicada en el trapecio amazónico del sur de Colombia, se narra un poderoso mito fundacional. En él, los dioses Yoi e Ipi prepararon un alimento ritual con carne de babilla. Cada integrante de las familias debía degustar esta preparación, y según el sabor percibido por cada uno, se les asignaba el nombre de su clan. Así nacieron los clanes Garza, Paujil, Vaca, Cascabel, entre otros. La identidad, en esta cosmovisión, no surge del azar ni de la sangre únicamente, sino del encuentro sensorial y espiritual con un alimento sagrado.

Esta historia no solo es bella, es reveladora. Nos muestra cómo el gusto, esa experiencia sensorial primaria, puede ser vehículo de transmisión de linaje, memoria colectiva y ordenamiento social. El alimento, en este caso, se convierte en una matriz simbólica que funda, distingue y perpetúa la identidad de un pueblo entero. La cocina, lejos de ser una actividad doméstica o marginal, es en realidad un eje estructurante de la vida comunitaria.

Desde la antropología cultural, entendemos que los sistemas alimentarios no son meras respuestas a la necesidad biológica de alimentarse. Son sistemas complejos de signos, valores y prácticas que tejen significados sobre el mundo. Comer implica pertenecer, respetar ciclos, reproducir conocimientos ancestrales, e incluso, posicionarse socialmente. Lo que comemos, cómo lo preparamos y con quién lo compartimos habla de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

La gastronomía, entonces, no solo nos alimenta: nos educa, nos conecta con la tierra, con los otros y con lo sagrado. Es una práctica total que articula la geografía, la historia, los saberes, las emociones y las narrativas orales. En ella se expresa la relación entre el ser humano y su entorno, entre el cuerpo y el territorio, entre la tradición y la innovación. La cocina es una forma de contar el mundo, de resistir y de persistir.

Por ello, cuando decimos que la gastronomía nos llama, hablamos de una convocatoria ancestral y presente. Nos llama a cuidar nuestras semillas, a valorar los saberes de las comunidades, a escuchar las historias que hierve una olla o se fríen en un fogón. Nos llama a reconocernos en los sabores del territorio y a construir paz y dignidad desde la mesa. Porque en cada plato hay una historia, un pueblo y una identidad viva.

expectativa

La gastronomía nos llama

Jun 4, 2025

Compartir

Scroll al inicio