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La vida la define nuestra actitud

Feb 14, 2024

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Para la mayoría de personas, lo importante no es cuánto dinero tienes en el bolsillo o qué estudios has terminado. Lo que realmente nos llega al corazón es cómo te enfrentas a la vida cada día, cómo eres de verdad. No es cuestión de llevar siempre una sonrisa gigante, sino de la actitud que muestras en cada situación, dejando una marca única en los demás. Al final del día, no elegimos a nuestros mejores amigos, pareja o personas queridas por sus logros, sino por cómo nos hacen sentir y cómo ven la vida a nuestro lado.

Hace 8 años, cuando apenas llevaba dos semestres de una carrera universitaria que no me llenaba, me sentía como un pez fuera del agua: estancado, incómodo, y sin rumbo. Pero en medio de esa confusión, me encontré con una reflexión de Víctor Kuppers sobre el verdadero valor de las personas y el poder de la actitud. Kuppers habla de una fórmula, V=(C+H)*A, donde ‘C’ son los conocimientos, ‘H’ las habilidades, que contribuyen a tu ser como persona, y ‘A’ es la actitud que multiplica todo lo anterior. Es cierto, como menciona en su discurso, hay quienes inspiran, animan y motivan a través de su forma de ser.

No me gustan frases como “El que es pobre, lo es porque quiere” o “mente de tiburón, que todo lo ganas con solo pensarlo”. Para mí, tener una buena actitud va más allá de simplemente ser positivo ante las situaciones o creer que eso nos llevará directamente a nuestras metas. Claro, se necesita preparación, práctica, constancia y un desarrollo personal que se refleja en la capacidad de percibir y aprovechar las oportunidades. Tu actitud marca una gran diferencia: puede destacarte y generar aceptación y vínculos, pero también en caso de no ser acertada puede provocar rechazo y distanciamiento.

Hace poco, en una estación de gasolina en Bogotá, una señora mayor nos atendió con una energía contagiosa. Su saludo iba acompañado de una sonrisa, y sus preguntas venían seguidas de comentarios atentos y jocosos. Demostró interés genuino al hablar del clima y la economía del país, le prestamos bastante atención, pues su forma alegre y curiosa de hablarnos nos cautivó. Durante los 10 minutos que estuvimos allí, sentimos su excelente actitud. Esta señora comprendió que su labor era más que vender combustible; ofreció un servicio al cliente excepcional.

¿No es eso lo que buscan todas las empresas? ¿No es eso lo que buscamos en nuestros amigos o en nuestra familia? Personas que contribuyan a hacer mejor el mundo y los momentos que compartimos. Qué satisfactorio es encontrar en la vida a individuos apasionados, exigentes, comprometidos y alegres. Y aún más gratificante es cuando somos nosotros quienes los demás buscan, porque somos esa persona que motiva, escucha, se entrega y toca fibras en los demás, sacando lo mejor de ellos para que todos sigamos creciendo.

Nuestra actitud define la relación con el mundo que nos rodea. A pesar de nuestras imperfecciones y los altibajos emocionales que enfrentamos, es crucial que nos esforcemos por evolucionar constantemente y alcanzar nuestra mejor versión. Solo así podremos irradiar la luz interior que nos distingue y, en consecuencia, influir positivamente en los demás, construyendo así un mundo más amigable y lleno de posibilidades.

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