Marcha y contramarcha

La marcha del 21 de abril contra el Gobierno del Cambio, fue lo más parecido a un día de elecciones, en que el poder dominante desplegó toda su parafernalia.

Viéndolo bien, le resulto “pan comido”, como dicen, sacar gente a la calle, igual que a votar, aunque tiene sus limitaciones legales, pues hay que saber vadear.

Por las fotos de hileras de buses, se deduce que dentro de la masa que colmó la plaza de Bolívar en Bogotá, hubo gente traída de todas partes a todo costo.

Algunos testimonios revelan quebgentes constreñidas, o pagas, o sea lo mismo que en elecciones, pero sin tanto riesgo de infringir normas electorales.

También en la tradicional movilización del 1º de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, dentro de 10 días, el Gobierno del Cambio desplegará toda su parafernalia, ésta sí limitada, y no dando ‘papaya’ de incurrir en investigaciones de la ávida prensa y la ansiosa procuradora, por eventual uso indebido de recursos públicos con fines políticos.

Éstas movilizaciones, del 21 de abril y la que vendrá del 1º de mayo, son anticipos de lo que se viene en 2026, de elecciones para Congreso y presidencia., que aunque parezcan lejanas, la dinámica de la política hace ver las cosas todos los días distintas, y cuando llegue el día señalado, parecera que fué ayer.

Resulta interesante la salida a la calle de fuerzas sociales de izquierda y de derecha, dentro de parámetros democráticosque muchos la llamarán “polarización”pero, mientras se mantenga en términos confrontacionales ideológicos, éso es lo natural dentro de la puja política de los partidos de gobierno y de oposición.

Éso es cultura política, tipo Noruega, donde la sociedad constantemente se confronta en referendos.
Si no fuera por más, la historia tendrá que destacar el cambio en la presidencia de Gustavo Petro, que lleva muchas manifestaciones públicas, nacionales, regionales, y locales, en dos años cortos, y ni un sólo muerto, muy al contrario del gobierno anterior, que inclusive, la Comisión de Derechos Humanos de la propia ONU tuvo que llamarle la atención por actuaciones militares y policivas en la represión de protestas pacíficas, lo cual es un derecho universal.