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Que los niños de hoy no gustan de la música con contenidos estéticos, es mentira

Sep 17, 2024

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La sociedad se enfrenta a uno de los más grandes desafíos, en una época en que la expansión de contenidos se ha convertido en una horrorosa pesadilla que aturde, confunde y deforma.

Y son justamente nuestros niños los que llevan la peor parte al no tener una orientación clara sobre qué escuchar y lo que realmente es útil para sus sentidos, quedando a la garita de un vaivén descontrolado donde fácilmente pueden allanar su pensamiento con un simple clic o un inocente “me gusta”.

La música, por supuesto, ha sido, es y será el más claro vehículo para llevar a los infantes a escenarios, ya sea de prosperidad o de fracaso, porque los contenidos de las canciones que entran por sus oídos hasta lo más profundo de su interior, es factor imperativo en el desarrollo cognitivo, creativo y emocional.

La buena música estimula el cerebro y mejora habilidades cognitivas como la memoria, la atención y el lenguaje, en tanto que los ritmos y melodías ayudan a los niños a identificar patrones y a desarrollar habilidades matemáticas.

La buena música permite a los niños expresarse y explorar su imaginación, fomentando la creatividad y la capacidad de resolver problemas de manera innovadora, auxilia a los niños a reconocer y gestionar sus alteraciones y en especial las canciones con letras positivas o relajantes influyen en su estado de ánimo y bienestar emocional.

Bailar y moverse al ritmo de la buena música compromete a los niños a desarrollar destrezas motoras, equilibrio, coordinación y las canciones, especialmente aquellas con letras ricas en vocabulario, los motivan a desplegar su lenguaje y pronunciación, mejorando la comunicación verbal.

La música con contenidos positivos transmite valores y enseña a los infantes sobre diferentes culturas, tradiciones e historias, y escuchar y seguir una buena melodía o una buena estación radial ayuda a los niños a desenvolver habilidades de concentración, además de inculcar disciplina cuando se inclinan por la interpretación vocal o de algún instrumento.

Exponer a los niños a buena música desde temprana edad, no solo enriquece su desarrollo integral, sino que también sienta las bases para una vida más equilibrada y llena de experiencias culturales significativas y la frase “nadie ama lo que no conoce” refleja muy bien la importancia de acercar a los niños a la buena música desde una edad temprana, ya que si los niños crecen escuchando calidad musical, es más probable que desarrollen un gusto y aprecio por ella, llevando éstos hábitos a lo largo de su vida.

Esto también incluye géneros que, aunque no sean populares entre los jóvenes, tienen un gran valor artístico como la música clásica, el jazz o la música del ancestro.

Ahora bien, conocer distintos estilos musicales también acerca a los niños a diversas culturas y tradiciones, ampliando su visión del mundo y fomentando la tolerancia y el respeto hacia la diversidad y a la música con conceptos estéticos que llegan a convertirse en hábitos positivos y sanos, que a su vez sirven como una alternativa de entretenimiento más enriquecedora en comparación con aquellos insumos propagandísticos de menor valor educativo.

¿Pero quiénes son los responsables de que esto ocurra?

Sin temor a equivocarnos en la respuesta, son los padres los garantes de entregarle buenos contenidos a sus hijos desde el vientre, lo mismo ocurre en los centros educativos cuando el infante inicia la interacción con otros chiquillos, momento delicado y crucial para no perder en un instante aquello que quizá se ha construido en el hogar con tanto amor y mística. 

“Es que los niños de hoy no gustan de la música del folclor, la clásica o los géneros culturales”.

Esa es la aseveración que frecuentemente utilizan los mayores para referirse al gusto musical de los menores, aserción tan errada como la falta misma de responsabilidad y compromiso con la formación de sus hijos.

Que los niños no gustan de los géneros folclóricos o clásicos es mentira y esa cómoda perorata solo refleja que no es el chiquillo, sino los padres que nunca le han brindado un entorno armónico para cualificar sus gustos musicales o quizá jamás le han permitido escuchar las músicas de exquisito comprendido, porque ellos simplemente están repitiendo los mismos patrones aprendidos en su infancia y lo que no se aprende en el hogar, difícilmente se repica en el futuro.

Escoger repertorios afines a la edad de los niños es otra delicada tarea, porque un niño de 5 años no puede estar cantando “tu amor me hace mal” o “felices los cuatro”, frases que no están en línea con su cosmos y que lo único que hacen es robarles la oportunidad de disfrutar el mundo mágico de sus chiquillas fantasías.

Con el mayor respeto les pregunto a los receptores de esta columna si han escuchado alguna vez en la vida las geniales composiciones de Jorge Humberto Jiménez, María Olga Piñeros, Gustavo Adolfo Renjifo, Ancizar Castrillón, John Jairo Torres de la Pava, María Isabel Saavedra, Leonardo Laverde Pulido, Mauricio Rangel, Ana María Naranjo, José Jacinto Monroy, Lucho Vergara, Cesar Mejía, Héctor Ochoa Cárdenas, Luis Enrique Aragón, Silvia Zapata, Doris Zapata, Fabio Alberto Ramírez, Carlos Álvarez Camacho, Doris Chávez, Guillermo Calderón, Luis Alberto Ruge Romero, Jorge Velosa Ruiz, Carlos Martínez Vargas, Eugenio Arellano, Fernando Salazar Wagner, Juan Consuegra, Martha Elena Hoyos, Katie James, Luz Marina Posada, Carlos Avellaneda, Faber Grajales, Wilson Quintero, Viky Romero, María Isabel Mejía, Martha Gómez, Mario Rincón, los compositores y juglares de ayer que nos dejaron un inmenso y bello cancionero, Folcloreando, La cumbia del buen trato, El efecto Mozart y en fin…. Cientos de adjuntos de este corte para conducir a nuestros niños por caminos esperanzadores.

Por fortuna hay destacados colegas y compositores que han dedicado sus prosas a explorar el universo ilusorio de los niños y han edificado bellas obras de sin igual utilidad para acercar a los chiquillos a las músicas, primero al alcance de su intelecto y segundo con una inmensa riqueza melódica y armónica que estimula sus sentidos y promueve los valores de todo orden para cimentar sólidas bases sobre las cuales se levantan luego futuros posibles.

El llamado afectuoso es a los padres de familia, a los docentes, a los dirigentes culturales, a los propietarios y gerentes de los medios de comunicación, a los organizadores de eventos y festivales, para que incluyan en las rutinas diarias de sus receptores, contenidos benéficos con los que no solamente se logra la formación del intelecto de las nuevas generaciones, sino que a la vez se descubre, conoce y promociona el trabajo de autores, compositores, versionistas e intérpretes, que han dedicado su vida a la construcción de repertorios que bien vale la pena conocer y escuchar.

Si bien es cierto que la industria musical ha confundido el rumbo de la identidad, en medio de una desaforada ambición económica muy lucrativa para quienes se llenan los bolsillos a punta de “Payola”, también es cierto que hay un enorme aforo de melómanos, pedagogos y amantes de los aires bien hechos, que disfrutan cada evento, cada festival y de las estaciones radiales en donde hay contenidos que fortalecen el espíritu y forman criterios propios, basados en lo que escuchan.

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Que los niños de hoy no gustan de la música con contenidos estéticos, es mentira

Sep 17, 2024

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